lunes, 1 de abril de 2013

El origen del Credo



Podemos encontrar dos Credos:

El primero el conocido como “Credo de los Apostoles” pertenece a la época  apostólica, pero no es obra de los propios apóstoles. Se originó en forma de confesión de Fe; en un principio el Credo era aprendido de memoria y transmitido de forma oral, evitando así su desaparición. Se basa en una fórmula de corriente en Roma c.200. Era usado por los católicos romanos y muchas Iglesias protestantes, pero nunca ha sido validado por las iglesias ortodoxas orientales.

El otro credo clásico, el de Nicea, era una expresión de la fe de la iglesia según lo definido en los Concilios de Nicea (325) y de Constantinopla (381), y reafirmado más adelante en los de Efeso (431) y de Calcedonis (451). Estaba basado en el Credo baustismal de Jersusalén, este contuvo una declaración más completa referente a Cristo y al Espíritu Santo. Este, es utilizado por los católicos romanos, muchos protestantes y ortodoxos orientales.

El Credo, está dividido en tres partes:


- La primera parte habla de Dios Padre y de la obra de la Creación.
- La segunda parte habla de Dios Hijo y de la Redención de los hombres.
- La tercera parte habla de Dios Espíritu Santo y de nuestra santificación.

Estas tres partes contienen doce artículos que abarcan las principales verdades en las que creemos los católicos. Estos doce artículos son los constituyen el Credo que conocemos.




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